Hay payasos con sonrisas de colores. Que se ríen pa ocultar cuánto les duele. Trapecistas con corbata y de señores. Y bufones como plagas en la tele. En el circo lo que aburre te entretiene.
Ella era la mujer de Sixto Pérez. Y Sixto era por eso un enemigo. Cuidado cuando escojas las mujeres. Podrás perder incluso a tus amigos. . Era la reina del lugar.
Veo el sol resbalando en las paredes. Y otra vez los fantasmas de la noche. Vienen a ocupar la casa. A gritarme cosas tuyas. Con su ejercito de miedos.
Dividió los platos y hasta el ajedrez. Fotos y zapatos sin que hubiese un juez. Cambió cerradura, lo bloqueo en el face. Todo a la basura con sus veintiséis.
Sus pechos como punta de una roca. Se paseaban en el bar sirviendo tragos. Vestida como quien no quiere ropa. Y mas trucos en la piel que cualquier mago.
Hasta que la muerte los separe. Les dijo el Padre Arturo a quemarropa. Que sea dios desde hoy quien los ampare. No habrá mas besos de otros en la boca.
Que tus domingos sean eternos, y tus lunes parpadeos. Que te sepa a chocolate el alquitrán de la resaca. Que el semáforo esté en verde pa' tu prisa. Y la luna siempre cuelgue en tu ventana.
Yo no estoy aquí pa' ver si puedo. Porque puedo estoy aquí. Dices no y no tengo miedo. Dices vete y yo me quedo. Hasta que digas que si. . Dicen que hablas mal de mí.
Tiene un manantial bajo la lengua. Y una luz de marzo entre los ojos. Su espalda es la luna cuando mengua. Y ella vence en tregua cuando enojo. Se quedó sin su sostén pa' sostenerme.
Parece que estás bien. Perfecta pa' la foto. Más talla en el sostén. Chofer y copiloto. . Más nanas que herederos. Más millas que azafata. Combinas tus sombreros.
Quién sabe si soy digno de tus besos. Qué haré si dices si frente a mis ojos. Ensayo mi torpeza en los espejos. Miopías que no ven ni con anteojos. . Yo sé que es un pigmeo mi autoestima.
Cabe un siglo en este martes por la noche. Dueles más que el peor dolor que se inventó. El espejo lanza dardos de reproche. Hoy empieza lo que ya se terminó.